domingo, 20 de diciembre de 2009

Bubullita

El ángel de la guarda de bubullita la cuidó año tras año. Sus primeros pasos, el cortar de dientes, sus primeros bucles. Las sonrisas de encias desdentadas. Manitas, piecitos y rollos.
A la edad de tres, cuando fue despedida por las escaleras, trató de frenar la caída, por lo que sólo tuvo magulladuras.
Los ojos verdosos, las pecas, los mocos.
Cuando fue embestida por un sartén, frenó el impacto y sólo se le cayeron dos dientes.
Pestañas eternas, rodillas juntas, el ombligo con pelusa.
Cuando casi se muere ahogada por la estufa, abrió un poquito más la ventana y sólo se le llenaron un poco los pulmones.
Piel de satin, mofletes, y mohines
Un día el ángel de la guarda vió que no habría un final feliz para bubullita, y cuando se estrelló a fuerzas con el colchón, no aminoró el empuje, ni le insufló aire, ni le corrió las sabanas. Simplemente la acompañó, quieto y en silencio, las lagrimas cayendo por su rostro.
No hay nada peor que un angel de la guarda desesperanzado…