domingo, 17 de enero de 2010

Agua

Como dos seres acuaticos y mitológicos
nos deslizamos por los rincones más inhóspitos
de la realidad, al borde de la locura.
Nos reconocemos y nos vemos sin ojos,
sin bocas, sin oídos.
Sólo sensaciones que nos hacen bregar por más,
siempre más.
Salobre y humeda tu superficie
me genera una sed que nunca voy a saciar.
Hablamos por los poros y nos comunicamos por las escamas.
A nuestro tacto somos frío y caliente, con una extraña tonalidad iridiscente.
Nos reconocemos por lo que somos.
Los últimos.

Medula

Hay días en los que el aire se detiene, y la brisa para, y tu corazón inverna
y todos tus sentidos se desenchufan
y hay días donde pareciera que el aire no entrará más a tus pulmones
y que el agua no correrá más por tu boca
y que el sentimiento abandonó definitivamente el hueco que ocupaba.
En días como esos la desazón se instala, y te llena la médula
y te duele el estar, el ser. el parecer.
En días como esos no me gusta despertar

sábado, 9 de enero de 2010

Creación

Tomó el cincel, las primeras arremetidas siempre eran difíciles, dudosas.
Pasó sus dedos encallecidos, por cada curva, cada rellano que fue esculpiendo. Milímetro a milímetro, pequeños golpeteos de ariete que sacaba polvos a las diminutas porciones del granito más bello y delicado que hubiese visto.
Buscaba la perfección y cada moldura la repasaba dos, tres veces.
Sus sienes se fueron poniendo blancas, su piel se plegó, por los veranos, inviernos pasados frente a su obra, la que le insumió todo su afecto, toda su atención
Un día se dio cuenta que ya no tenia mas que tallar, era perfecta. Pasó sus manos amorosas por el estilizado cuello, las redondeadas pantorrillas, los turgentes senos, las caderas de frío granito, Sintió cada uno de los cortes, las cinceladas, las texturas que conocía de memoria..
Embargada de emoción se abrazó a su obra y lagrimas de concreción, de final
mojaron el cuerpo cincelado. Comenzó entonces una simbiosis, y a cada lagrima que iba mojando a su figura, cambiaba su color, su textura, su temperatura.
La escultora se separó de su creación y se encontró paraba frente a la más hermosa ninfa que hubiera pisado la tierra. Se quedaron mirando eternamente.
La chica se movió entonces, bajó de su pedestal al mundo humano. Tomó a la escultora en sus brazos y la besó en los labios, como sólo una creación puede besar a su creador, con toda la pasión y el amor que se otorga a quien nos ha hecho únicos.
Y la escultora ante tanto sentimiento derramado, ante la pasión libidinal desbordada de la que era objeto, se convirtió en el más hermoso granito blanco que se hubiese visto.

martes, 5 de enero de 2010

El Guerrero y La Diosa

Las mamaicunas me contaron la historia. Me contaron que la diosa primigenia botó su sangre menstrual por los confines de la tierra.
Llegado el día, la pacha brotó matriz, y la matriz tembló y escupió y se convulsionó y fue útero fecundado con sangre nueva. Y de él brotaron hembras, hembras de la diosa.
Pero estas hembras se perdieron por los siglos. Se desconocieron a sí mismas y a sus ancestros.
Así un día el consejo de las ancianas, viendo que había que recuperar a la hembra. Botaron sangre nueva y la pacha nuevamente dio útero fecundado y del útero salieron hembras, con la sangre primigenia, y fueron diosas.
Y diosa soy yo, y diosa es ella, y diosa es él.
La diosa es madurez, es cobijo, es madre, es tierra, es poder y sabiduría, y es amor.
Entonces vino el guerrero y se paró soberbio y pedante delante de la diosa.
La diosa lo mirò, sacó su espada de filigrana de oro, y echó a rodar su cabeza, y de un puntazo le sacó el corazón.
Porque la diosa es benevolencia, y el guerrero estaba más allá de la sanación.
Y en todas las lunas llenas vas a ver a la diosa bailando, la danza maternal de la tierra, de la mujer, del amor, de la fecundidad.
Únete a la danza, no te niegues. Porque los tiempos que vienen son de la diosa.