sábado, 9 de enero de 2010

Creación

Tomó el cincel, las primeras arremetidas siempre eran difíciles, dudosas.
Pasó sus dedos encallecidos, por cada curva, cada rellano que fue esculpiendo. Milímetro a milímetro, pequeños golpeteos de ariete que sacaba polvos a las diminutas porciones del granito más bello y delicado que hubiese visto.
Buscaba la perfección y cada moldura la repasaba dos, tres veces.
Sus sienes se fueron poniendo blancas, su piel se plegó, por los veranos, inviernos pasados frente a su obra, la que le insumió todo su afecto, toda su atención
Un día se dio cuenta que ya no tenia mas que tallar, era perfecta. Pasó sus manos amorosas por el estilizado cuello, las redondeadas pantorrillas, los turgentes senos, las caderas de frío granito, Sintió cada uno de los cortes, las cinceladas, las texturas que conocía de memoria..
Embargada de emoción se abrazó a su obra y lagrimas de concreción, de final
mojaron el cuerpo cincelado. Comenzó entonces una simbiosis, y a cada lagrima que iba mojando a su figura, cambiaba su color, su textura, su temperatura.
La escultora se separó de su creación y se encontró paraba frente a la más hermosa ninfa que hubiera pisado la tierra. Se quedaron mirando eternamente.
La chica se movió entonces, bajó de su pedestal al mundo humano. Tomó a la escultora en sus brazos y la besó en los labios, como sólo una creación puede besar a su creador, con toda la pasión y el amor que se otorga a quien nos ha hecho únicos.
Y la escultora ante tanto sentimiento derramado, ante la pasión libidinal desbordada de la que era objeto, se convirtió en el más hermoso granito blanco que se hubiese visto.

1 comentario:

  1. Me gustó mucho

    Me recordó a la historia de Pigmalion y Galatea, pero tu historia tiene un final triste.

    Saludos

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